La Historia minerales y gemas
La historia minerales y gemas, han estado presentes en las formaciones de roca durante el largo proceso de la creación de nuestro planeta. Su edad es tan añeja como de la misma tierra. Mismos años en los que los elementos han permanecido receptándolas para darles su forma, color y propiedades. La mayoría de estas piedras están compuestas de roca metafórica que surge debajo de gamas jóvenes de montaña. Con el paso de millones de años, las piedras comenzaron a cavar su camino hacia la superficie del planeta Tierra por el proceso de la erosión. Así, las gemas iniciaron su florecimiento en áreas montañosas, entre agua y otros elementos que las conformaron.
El principio de todo
En un principio, la Tierra era una gran masa con un continente único, conocido como Pangea. Poco a poco, con el pausado paso de millones de años, esta masa de tierra se fue desprendiendo y asimilando en lo que hoy conocemos como los continentes modernos: África, América, Australia, Europa y Asia. Fue ahí, en este maravilloso proceso natural, donde se formaron las diversas piezas de gemas y piedras que hoy tenemos.
Desde el principio eran especiales
Los primeros hombres, nuestros antepasados -que iban descubriendo todo lo que aparecía en su ambiente alrededor de ellos-, encontraron piezas que resaltaban de la tierra o en medio de formaciones rocosas. Eran piezas distintas, con colores brillantes y texturas nuevas. Desde el principio supieron que eran objetos especiales, y los llamaron con nombres poéticos como “pedazos de cielo” o “gotas prodigiosas de sangre”. También supieron recolectarlas y guardarlas para ellos, pues empezaron a entender que lo que poseían eran objetos con poder.
Los antiguos mesopotámicos, quienes fueron los primeros astrónomos, advirtieron que las piedras que hallaron eran especiales. Así que, para encontrar las respuestas sobre el poder de estas piezas, voltearon su mirada hacia los cielos estrellados. Entonces comenzaron a asignar a los diversos minerales las relaciones con los cuerpos celestes que circundaban el sol. Pero también volvieron su mirada a los de su especie, a los humanos, para poder relacionarlas con rasgos específicos del cuerpo o del modo de ser. Quizá fue entonces cuando se origino el arte de poseer una piedra natural de acuerdo con la fecha de nacimiento de cada uno de nosotros.
Una piedra que estaría ligada a nuestra vida y regiría en el balance del paso por la tierra.